La compañía Claroscuro y la Fundación Instrumentos Musicales con Historia presentan en el FestiMUVB la aventura del niño que viaja en el peculiar universo del autor de ‘El jardín de las delicias’
El universo pictórico de Jheronimus Bosch, El Bosco, los títeres de la compañía granadina Claroscuro y la música de la Fundación Instrumentos Musicales con Historia se han asomado en la noche del sábado al Teatro Municipal de Vélez Blanco para enseñar a los más jóvenes la belleza de la música antigua. Con unas primeras filas abarrotadas de pequeños y pequeñas, precedidos en las últimas por los adultos, la segunda jornada del Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco (FestiMUVB) ha llevado al escenario la obra Perdida en el Bosco, en la que narra, en palabras de los autores de la obra, “una historia de superación, retos personales, valor e inteligencia” a través de títeres, máscaras y música medieval.
La obra, coproducida por la compañía de títeres y la Fundación musical que la pone en escena y por el Teatro de La Zarzuela de Madrid narra la historia de Dafne, una niña del siglo XXI cuyos padres han perdido un bebé. Ella, en su silla de ruedas, pide ayuda a un ángel para que le ayude a encontrar al hermano que nunca llegó a su hogar. El ángel le impone una aventura que transcurre, con la ayuda de una simpática oca que no puede volar, una aventura por el universo de El Bosco. La niña, la oca y el público se ven así inmersos en una historia de superación, valor e inteligencia. Todo ello mostrado a través de títeres manipulados con distintas técnicas: de palo, de guante, humanette (o muñeco viviente en el que cabezas y manos del manipulador forman parte del títere) y de manipulación directa. Los responsables de guión, dirección y de la escenografía son los miembros de Claroscuro, Julie Vachon y Francisco de Paula Sánchez.
La música interpretada en directo que acompaña las andanzas de la niña, la oca y los diversos animales mitológicos que recorren el escenario durante su aventura es música medieval instrumental de los siglos XIII y XIV. Los intérpretes de la Fundación Instrumentos Musicales con Historia permitieron escuchar en escena, probablemente para muchos por primera vez, un arpa gótica, una zafoña, diversos panderos, una viola oval, campanas, un organetto y una guiterna, entre otros instrumentos.
Claroscuro es una compañía hispano-canadiense con sede en Granada que, definen Perdida en el Bosco como “una recreación esteticista que no renuncia a los valores y a la educación, con la convicción de que la belleza es el vehículo perfecto para amar el Arte y de que los niños tienen capacidad suficiente para apreciarlo. El grupo explica que el uso del títere les permite “crear empatía en adultos y niños y provocar en el espectador una respuesta emocional y una involucración que rara vez se da con actores. Es, además, elemento necesario a la hora de representar con fidelidad el universo estético de un El Bosco”. A los títeres, cuenta, los acompaña la música antigua porque “como la tradicional, posee capas de emoción que atrapan al oyente sea cual sea su edad”. Además, “la música es mucho más que un mero acompañamiento al uso: su poder evocador ayudará al niño a seguir la historia al margen de su innegable valor didáctico. Nada mejor, además, que el teatro para hacer llegar a los niños esta música”, concluyen.
La Fundación Instrumentos Musicales con Historia está formada por Emilio Villalba y Sara Marina, músicos especializados en el estudio, recuperación y difusión de las músicas e instrumentos históricos, fundamentalmente entre los siglos VIII y XVI. En los últimos años han reconstruido, con la ayuda de diversos lutieres, más de 40 instrumentos históricos musicales que, posteriormente, llevan al escenario en sus espectáculos musicales.