Más de medio centenar de alumnos mejoran su habilidad en el canto o en la interpretación instrumental en un ejercicio que tiene tanto de reto técnico como de afectivo o sentimental
El susurro no se puede modificar. Por eso, comenta la soprano Raquel Andueza, “siempre dice la verdad”. Raquel pide entonces a sus alumnos de canto que susurren. A partir de ahí, saca sus conclusiones. Que no son pocas y que no son estrictamente sobre la voz. La soprano les explica: “La voz es un espejo y nos cuenta quién lo ha pasado bien y quién lo ha pasado mal en la vida”. La voz es vuestra verdad”, concluye. Y a pesar de que estamos en clase de canto, se escucha un silencio que confirma. Sus comentarios han tocado el corazón de los alumnos, a juzgar por sus caras y la de Joaquín Torrecillas el profesor y pianista acompañante. A partir de ahí, de aquel susurro, toca mejorar. Y para eso se apela a la técnica y al corazón.
Unas aulas más allá, José Vélez insiste a sus alumnos de música de orquesta –seis violines, un chelo y un fagot– en que no sean tímidos. “No tengas miramientos… tu segundo Re no puede ser menos que el primero”, le dice Vélez a uno de sus estudiantes. “Las notas las tenemos en la cabeza, eso ya lo sabemos. Se trata ahora de que nos miremos unos a los otros; dfe que toquemos con contacto visual. Sin miedo”, concluye.
Al fin y al cabo, se diría que aprender música es tanto aprender una técnica como aprender a meter el corazón y el cerebro en esa técnica. Y no ser tímido. Esa es una de las conclusiones que se puede sacar asistiendo un rato a las clases de la Academia de Música Renacentista y Barroca del FestiMUVB. La que hace que el pueblo de Vélez Blanco se vuelque durante una semana en la música. Y también en la historia.
Mientras unos se afanan en aprender a cantar o a tocar algún instrumento, la casa de los Arcos acoge todas las mañanas el Seminario Internacional de Historia que, bajo el título Un mundo por descubrir reúne a un amplio número de interesados por la historia. Sus directores son personas de prestigio, el doctor Bernard Vincent, hispanista de l´École des Hautes Études de París, y el doctor Francisco Andújar Castillo, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Almería. Estudiantes y docentes pasan las mañanas analizando textos de la época de la circunnavegación de Magallanes y Elcano y se les ve felices. Disfrutan. No lo pueden negar.
Los cursos, musicales y de historia, se dispersan por toda la localidad. En la Escuela de Música y Danza están los alumnos y alumnas de canto, de viola da gamba, de orquesta barroca y de canto coral. En otra parte de la localidad, en la Casa del Secretario, los alumnos se esfuerzn por mejorar su habilidad con el sacabuche, un antecesor de la época renacentista y barroca del trombón. Pero según avanza la semana, las clases se mezclan por momentos. Hay que preparar el concierto final de festival. Este miércoles, los alumnos de sacabuche se incorporaban con los alumnos de canto y de canto coral. En esta última, el profesor y contratenor Jorge Enrique García dirige a su grupo de 20 cantantes y 2 sacabuches. Escucha una pieza entera y al final les recuerda que “después del compás 63 todo el mundo tiene que espirar”. También les recuerda la necesidad de vocalizar: “Que se entienda bien las palabras” les dice. Y que pongan énfasis porque “hay que explotar la expresividad del verso tres”. Pero con todo, la dificultad de esta mañana es la parada en el compás 63. Hacen falta varios intentos hasta que lo consiguen.
Pero lo consiguen, porque así son los profesores de la Academia. Excelentes profesionales y músicos que sacan lo mejor de sus alumnos y que les hacen mejore músicos apenas cinco días después. Ahí está la instrumentista y profesora de la viola da gamba, Noelia Reverte. En su aula tiene a Nina, la alumna más joven de la Academia. Nina se enfrenta por primera vez al instrumento y lo hace con una naturalidad e interés que tiene asombrada a su profesora. “Tiene una actitud que pocas veces he visto en adultos que tocan por primera vez”, comenta Noelia.
Nina será una de las estrellas del Festival el sábado por la mañana. El concierto de alumnos del festival es el cierre perfecto a algo más de una semana de música, historia y confraternización. Eso es el Festival de Música Renacentista y Barroca de Vélez Blanco, un lugar donde aprender y conocer otras vidas rodeado de un patrimonio maravilloso.
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