• Patio de honor del Castillo de Vélez Blanco
  • jueves, 24 Jul 2025 a las 21:00
Abono para conciertos 23,24 y 25 Julio

Programa

ACCADEMIA DEL PIACERE

Fahmi Alqhai (viola da gamba & dirección musical)

Quiteria Muñoz (soprano)
Johanna Rose (viola da gamba)
Rami Alqhai (viola da gamba bajo)
Javier Núñez (clave)
Carles Blanch (guitarra barroca)
Pedro Estevan (percusión)


Spain On Fire. Pasiones humanas y divinas del Barroco español

Himno anónimo gregoriano
& Glosas de Antonio de Cabezón (1510-1566) y Fahmi Alqhai
Himno Pange Lingua More Hispano y su glosa

Mateo Flecha (1481-1553)
San Sabeya, gugurumbé

Fahmi Alqhai
Glosa en canon sobre el bajo del pasacalle

Luis de Briceño (fl. 1610-1630)
La bella Çelia que adora

Fahmi Alqhai
Glosa e improvisación sobre Conde Claros

Henry de Bailly (1590-1637)
Yo soy la locura

Antonio Martín i Coll (ca. 1660-ca. 1734)
Pasacalles

José Marín (1618-1699)
No piense Menguilla

Andrea Falconieri (ca. 1586-1656)
Ciaccona a tre

José Marín (1618-1699)
Niña, como en tus mudanza

Gaspar Sanz (1640-1710)
Pavana al ayre español

Luis de Briceño (fl. 1610-1630)
Ay, amor loco

Antonio de Cabezón (1510-1566)
Diferencias sobre el canto del caballero

Antonio Martín i Coll (ca. 1660-ca. 1734)
Bayle del Gran Duque

Carles Blanch & Fahmi Alqhai
Tarantela y canarios


La España del siglo XVII, y particularmente la Sevilla del momento y su puerto de Indias, fueron paradigma de la hoy llamada diversidad, con su contracara de desigualdad. En ellas se mezclaron, juntas y revueltas, la pobreza más lacerante con el despilfarro exhibicionista del oro de América, la brillantez intelectual con la ignorancia más oscura, el puritanismo moral con la depravación, la más ingenua bondad con la crueldad cotidiana.

De ese picadillo de ideas y personas emergió una era dorada de las artes y las letras, bien reconocida hoy en pintura o literatura, pero menos en el campo de la música. Lo cierto es que esta disfrutó de una riqueza de estilos y géneros deslumbrante y rara vez repetida. Como momento importante de la vida cotidiana de todas las clases sociales, desde la alta aristocracia y el clero más privilegiado hasta la pequeña burguesía urbana, el incipiente proletariado o los no pocos esclavos, la música del siglo nos ha dejado testimonios de sus muy diversos estilos: la vieja polifonía policoral en las iglesias, los tonos humanos en los palacios, las zarzuelas en los teatros, la guitarra de moda en los hogares y las barberías…

La cúspide de esa pirámide social, la Corona, había adoptado casi como himno nacional el Pange Lingua ‘More Hispano’, o sea, la versión española del viejo himno gregoriano: omnipresente en celebraciones solemnes desde la Península a los virreinatos americanos, fue versionado por los compositores más ilustres de la corte. Pero en el otro extremo, en la base de esa pirámide, mandaban las danzas, muchas danzas, dispuestas a subir por el ascensor social mucho más rápido que las personas. Procedentes muchas de ellas de las colonias americanas, solían desembarcar de manos de los esclavos, que se solazaban con ellas en las juergas nocturnas que, para escándalo de los moralistas de la época, se toleraban en barrios como el de San Bartolomé de Sevilla, ya entonces multirracial. Lascivos bailes que parece que el demonio los ha sacado del infierno, en palabras de Rodrigo Caro (1626), zarabandas, pasacalles, chaconas y otra gran tropa de este género pasaron pronto de las calles a los libros de guitarra y los entreactos teatrales, y de ahí a los salones de la aristocracia.

Sus ritmos cruzaban el compás binario y el ternario de una forma muy flamenca, y su estructura musical solía consistir en breves ruedas de acordes repetidas hasta el infinito, sobre las que se organizaban variaciones melódicas: una sencilla forma de origen improvisatorio aún hoy en uso en el blues o las seguiriyas. Esas danzas, acompañadas por la emergente guitarra como instrumento de moda, formaron una sólida base para el acervo folklórico español que hoy conocemos, y fueron copiadas por una Europa que miraba a España con mezcla de rechazo y fascinación por su exotismo: el fuego español prendió en la mismísima corte de Versalles a través de la moda à l’espagnole, instalada en la corte francesa gracias a personajes como Luis de Briceño, y los acordes y ritmos hispanos pusieron así el fundamento de lo que conocemos como música barroca. A través de ellos y de apasionadas canciones de amor podremos hoy disfrutar del testimonio de esa época dura, en la que había que vivir rápida e intensamente para ganar la partida a la muerte, consumiendo el fuego vital a la velocidad de una estrella fugaz (Juan Ramón Lara)


Accademia del Piacere
Fahmi Alqhai

La fuerte personalidad artística de su director y una visión vitalista de la música marcan la singularidad del conjunto Accademia del Piacere: sus artistas la conciben como como algo vivo, lleno de emociones, que sus músicos interiorizan como propias y transmiten al espectador, sea la música creada hoy o la concebida hace siglos. En palabras de David Yearsley en la revista norteamericana Counterpunch, “el nombre del grupo lo dice todo: nunca escuché nada más desafiante, conmovedor y placentero”.

Sus grabaciones han revelado nuevos matices en repertorios fundamentales de la música histórica como el Seicento italiano (Le Lacrime di Eros), la música española del Renacimiento (Rediscovering Spain y su reciente CD Colombina) o la escénica del Barroco hispano (Muera Cupido, junto a Nuria Rial), recibiendo premios como el Opus Klassik en Alemania (2020), el Choc de Classica (Francia), el Prelude Award (Países Bajos) y varios premios GEMA en España, entre otros muchos. Pero además Accademia y Alqhai visitan con igual éxito territorios artísticos ajenos al historicismo, como en Las idas y las vueltas y Diálogos, respectivamente junto a los cantaores flamencos Arcángel y Rocío Márquez, por los que reciben los Giraldillos de la Bienal de Flamenco de Sevilla 2012 y 2016.

A partir de su núcleo fundacional de violagambistas y siempre en colaboración con solistas de primer nivel, como la bailaora Patricia Guerrero, el guitarrista Dani de Morón o el percusionista Pedro Estevan, Accademia del Piacere se sitúa en la primera línea europea de la música antigua, y sus actuaciones la llevan a singulares salas de Europa, América y Asia, como el Oji Hall de Tokio, el Museo Británico de Londres o la Filarmónica de Berlín, así como a otras muchas de EEUU, Alemania, Francia, Japón, Bélgica, Holanda, México, Colombia, Suiza, España, Dubái… Sus conciertos son regularmente emitidos en directo por la Unión Europea de Radiodifusión y sus emisoras asociadas, y ha aparecido en múltiples emisiones televisivas, desde TVE a la NHK japonesa.

Fahmi Alqhai, nacido en Sevilla de padre sirio y madre palestina, tras formarse con Ventura Rico y Vittorio Ghielmi y trabajar con Jordi Savall Alqhai focalizó pronto su carrera hacia su conjunto, Accademia del Piacere, con el que ha recibido importantes reconocimientos a nivel mundial —incluso fuera de las músicas históricas, como dos Giraldillos de la Bienal de Flamenco de Sevilla— y con el que ha girado por salas como el Oji Hall de Tokio, el Konzerthaus de Viena y el de Berlín, la propia Philharmonie de Berlín y las de Colonia y Hamburgo, el Auditorio Nacional de Madrid… Premio GEMA del Público al Mejor Disco 2016 (The Bach Album), Alqhai es Medalla de la Ciudad de Sevilla y director artístico del FeMÀS.